El burro vanidoso
Una vez un burro vanidoso llegó a su casa muy contento, muy
feliz y no dejaba de sentirse orgulloso…su mamá le preguntó: ¿Hijo por qué tan
contento y altivo? A lo que el burro vanidoso responde: Ay mamá, sabes que cargué
a un tal Jesucristo, y cuando entramos a Jerusalén todos me decían: ¡Viva!
¡Viva! ¡Salve!…¡Viva!, ¡Viva! Y me lanzaban flores y ponían palmas de alfombra.
Entonces la madre le dijo: vuelve otra vez a la ciudad hijo, pero no cargues a
nadie, promete que no cargarás a nadie más. Al otro día el burro vanidoso fue y
de regreso venia llorando muy triste, demasiado triste y le dijo a su mamá: ¡ay
mamá! No puede ser, no puede ser. Ella le preguntó: ¿Qué te pasa hijo? Mamá
nadie se fijó en mí, me echaron del
lugar, pasé desapercibido entre las personas y hasta me echaron de la ciudad.
La mamá se le quedó mirando y le dijo: hijo, eso te pasa porque “Usted sin
Jesús…es solo un burro”
Reflexión: Sin cristo no somos nada
Uy pobre burrito... Lamentablemente eso es el caso de muchas personas de nuestro mundo de hoy, sobre todo aquellas (agentes pastorales) que de Christo han recibido la misión de colaborar para llevar al cabo su trabajo evangélico. El mayor peligro en este caso consiste en considerarse dueños de la misión, de las actividades que realizamos... y recibir todos los aplausos y honores hasta olvidarnos de nuestra condición de simples servidores; tal vez hasta suplantar al maestro (Cristo)... Para nosotros, es de una importancia grande saber que, separados de Cristo no somos nada no podemos hacer nada... (Juan 15,5). Sin Cristo solo solo somos burritos... jajaja
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